viernes, 30 de diciembre de 2011

Marginalidad, un Camino de Espinas: Más de lo Mismo


Los barrios marginados se constituyen como escenarios propicios para el reclutamiento de jóvenes con fines ilícitos, así ha sido y continuará siendo, hasta tanto no se tomen medidas de fondo que contrarresten este fenómeno, contrarias al asistencialismo de choque que no deja resultados positivos de largo aliento o que es utilizado para clientelizar electoralmente la necesidad del marginado.

El déficit de propuestas gubernamentales enfocadas a contrarrestar el reclutamiento con fines criminales, está conllevando a un menoscabo mayor del tejido social en estas comunidades, representando en el acrecentamiento de las actividades ilícitas como los son el homicidio, la extorsión, el tráfico de estupefacientes, el hurto, etc.; también, en la ruptura de las micro-estructuras sociales e institucionales como lo son la familia y la escuela; en la perdida de gobernabilidad de las instituciones del estado, como en el gobierno mismo, en cada uno sus ámbitos, primariamente el local: Bajo control del territorio pese a la alta presencia de la fuerza pública y disminuido interés en las convocatorias institucionales.

La cotidianidad de un joven en una zona marginal transcurre en su residencia, cantina o salón de juegos, un parque o la placa deportiva y finalmente la esquina; en estos sitios, el joven mata la mayor parte de su tiempo, tirado a su suerte, las cartas y las apuestas están liquidadas sobre la mesa del juego social y, en entre las apuestas, un destino funesto. En este juego, el criminal hace uso de sus ardides, entre ellas, la seducción: Atuendos estrafalarios, armas de fuego y motos de alto cilindraje; la farra y en medio de ella, la dosis de perica (coca) y marihuana, y, por supuesto la iniciación en las drogas que constituye el primer paso para el enrolamiento y con éste el sometimiento servil al cumplimiento y ejecutorias de los objetivos de la organización social de la cual hará parte: la banda o el combo, ya sea, distribuyendo drogas, micro extorsionando, sicariando o como observadores del territorio.

La desintegración del tejido familiar y comunitario son evidentes, el joven escupido a su suerte no encuentra caminos distintos al ya ofertado, el calor del grupo al cual pertenecerá suplirá las necesidades primarias de existencia,  afecto, reconocimiento y poder; en este escenario, la vida misma ya nada parece importar, ponerla en riesgo hace parte del éxtasis resultantes de la adrenalina cotidiana al momento del ilícito y con ella, otras recompensas: Más drogas, dinero y por supuesto mujeres, las cuales terminan degradas a instrumentos de goce o disfrute corporal y, a temprana edad en procreadoras de vida no deseada; empero, salvo rara excepciones, ellas, son las de armas tomar; quién dijo miedo, ellas también pueden y se esmeran por demostrarlo.

En medio de todo este caos social, estos jóvenes son desconocedores de lo que sucede verdaderamente, no alcanzan a imaginarse que son abaratados instrumentos o herramientas de guerra, al tanto, que otros se enriquecen ostensiblemente, y otros más, se benefician política y empresarialmente del deterioro social causado; la mísera dosis personal permanente y fiada, sumada a los bajos honorarios recibidos, como recompensa a la actividad criminal, es suficiente para evitar abrir los ojos y hacerse a un lado, pues, no hay vuelta atrás; no significa que no hayan sueños en esas inmaduras, alocadas y drogadas mentes, la mayoría sueña con un rancho propio y porque no, también digno y por supuesto equipado para sus cuchas, una nave (carro o moto) y porque no, una finquita de descanso con animales, obviamente, son sólo sueños que se esfuman con la siguiente farra con licor adulterado en la mayoría de los casos y la traba apunta de maracachafa y perica.

En consecuencia, el criminal generación tras generación sigue utilizando sus ardides de seducción con grandes réditos, al tanto, que el estado es incapaz de seducir a las generaciones futuras en el camino de la prosperidad y desarrollo social equitativo: Educación Estatal de Calidad en cada uno de sus niveles gratuita y de bajo costo, cobertura y atención oportuna en salud, adecuación de escenarios o ampliación de la oferta lúdica, cultural y deportiva con fines recreativos, emprendimientos empresariales que garanticen el sustento básico familiar o con ofertas estratégicas de empleo. En fin, lo anterior ya está estudiado y sobre diagnosticado, en todo caso, lo que se requiere es un estado creativo y recreativo que haga sentir su presencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario