Respuesta a la columna de opinión de Fernando Londoño: http://www.thaniavega.co/blog/digale-a-su-santidad-senor-nuncio/
Parto de que no tengo “vara” con usted señor Francisco, por lo que también pido que le hagan saber algunas cosas sobre el tal Fernando Londoño y lo que representa con sus golfillos, los cuales seguramente también recibirán sus bendiciones.
Que su santidad sepa que este país sigue siendo de inmensa mayoría católica, pero que como el granuja de Fernando Londoñp, llevan una doble vida de hipocresía, dicen una cosa pero actúan de manera distinta, y que no es cierto que esto hubiese cambiado porque algunos monseñores se dedicaron a la política y no al evangelio, es sabido que soterrada o abiertamente se han dedicado a ello. Que su Santidad sepa que la reclama de Fernando Londoño se debe a que hoy, muchos monseñores, la mayoría, le apuestan a la reconciliación y no al odio, y que eso le molesta al retrechero.
Armonizo con el granuja que su Santidad debe saber (lo sabe) que Colombia es víctima del narcotráfico, que los narcotraficantes asesinan, secuestran, extorsionan, desaparecen personas, reclutan menores, ect. (nada nuevo, finalmente son delincuentes); pero que su Santidad sepa que Fernando el hipócrita solo hace referencia a las Farc, y, que adrede cierra los ojos y guarda silencio ante las atrocidades de los grupos paramilitares con los que al parecer es afín ideológicamente (http://www.semana.com/nacion/articulo/la-polemica-columna-fernando-londono/341657-3).
Que su Santidad sepa que el golfillo desde la conveniencia solo cuestiona el accionar delictivo de un lado y no del otro, que para él son justificables las atrocidades cometidas por los paramilitares a lo largo y ancho de país, las cientos de violaciones realizadas por el reconocido paramilitar Hernán Giraldo conocido como el depredador de vírgenes, o que se jugara fútbol con las cabezas decapitadas de humildes campesinos, o que se alimentaran cocodrilos, perros a marranos con partes humanas, o que miles de colombianos terminaran alimentando peces en el Cauca o El Magdalena, la cremación para desaparecer víctimas, o el desplazamiento y destierro de millones de compatriotas.
Sí, que Francisco sepa que los bandidos de un lado como los del otro arrasan con todo a su paso, pero que también sepa que hay otros bandidos, políticos, empresarios y banqueros que también hacen lo mismo y peores cosas, promueven políticas injustas, explotan a la gente, hacen negocios sucios, lavan dinero y se roban el país.
Dice con envidia el tal Fernando, que Francisco se reunirá con narcotraficantes con “fabulosas” (me imagino que se le hizo agua la boca) fortunas escondidas en Europa, y puede que sí, pero también lo hará con ciudadanos de bien, interesados en que Colombia emprenda nuevos rumbos en esa aventura de la paz; esconde el tipejo en su palabrería lo que es y representa, injurioso, calumnioso, abusador de la moral pública y del patrimonio estatal, solo Dios sabrá qué más esconde este sujeto.
Que se entere su Santidad, que Fernando es un amoral que descalifica sin rubor el ofrecimiento de perdón de una guerrilla que en su momento fue victimaria de miles de compatriotas, pero que a diario se viste del mayor cinismo para señalar por lo que tanto calla, los más aberrantes actos de violencia del paramilitarismo.
Que sepa Francisco que ese aprendizaje del que se jacta el retrechero de nada le sirvió, pues poco sabe de perdón y de la satisfacción de la obra, pues es bien conocido que al Fernando le cuesta mucho devolver lo mal “logrado”. Y que sepa su Santidad que el señalamiento lapidario a uno de sus Cardenales (supongo es el de Cali) y a varios de sus obispos, corresponde a la rabia que sienten los mandamases cuando desde el púlpito se enarbolan las banderas de la paz, del perdón y la reconciliación, y no las banderas de la muerte que ya empiezan a extrañar; para ellos su Santidad, el “pastor” de la muerte es el modelo espiritual a seguir. Están felices.
Y que Francisco se entere y le quede claro, que, la única gentuza a los que el disimulado les hace apología en sus envenenadas columnas son las que “fundó” Fidel, no Castro sino Castaño; pues a párrafo seguido señala el bribón, que solo las minas quiebra patas son las que tanto daño hacen al inocente campesino, pero pasa la hoja impunemente a la hora de cuestionar los más de 120 campesinos sistemáticamente asesinados por defender lo propio y reclamar lo usurpado. Sí, que sepa Francisco que gentuza como Fernando Londoño son selectivos a la hora de condenar las atrocidades.
Con respecto a quien se va a encargar de organizar su visita, no se preocupe su eminencia, es más peligroso quien sabiendo las andanzas de un delincuente no las denuncia, seguramente no lo hace porque muchos de sus amigotes terminarían no untados sino encochinados, presos todos. Y en cuanto a que si el comunismo se volvió cristiano o que si los guerrillos odian la familia y la propiedad, son niñerías de quien señala con tanta ruindad, enemigos de la familia son quienes siembran miseria, desplazan, destierran y asesinan.
Señor Francisco, a estas alturas usted ya debió dar cuenta de la virulencia del emisario, de ese tal Fernando Londoño, a eso no le pare bolas, no es más que un esperpento rabioso y de la peor calaña, el mismísimo diablo. Santidad, venga a Colombia en la calidad que quiera, duélale a quien le duela, hable de paz abiertamente que es mejor que hablar de guerra, hable de amor abiertamente que es mejor que promover el odio y si también quiere hablar de la caridad, pues hágalo, a muchos les importa.
Otra cosa Santidad, si quiere bendecir al pueblo Venezolano hágalo tranquilamente, se lo merecen están pasando momentos espinosos; por Raúl Castro no se preocupe que el tipo ya está muerto, pero si desea hacer una oración por él, hágalo, y por los muertos que le cobran al difunto en nombre de los colombianos, pues ya qué, esa tragedia es otra que se suma a las tragedias de los paramilitares, tragedias que el golfillo y sus secuaces evitan mencionar, porque también son responsables, por cierto, dicen que son la mano negra.
Finalmente su Santidad, venga a Colombia, disfrútela, ore, ría, llore, tire discurso, que otro tanto millones de colombianos lo esperan.
librepensar
viernes, 17 de marzo de 2017
martes, 29 de mayo de 2012
Otra mirada: A propósito de la Acreditación Institucional, los Egresados y el CNA.
Si bien es cierto que La Universidad de Antioquia influye en el entorno por la ubicación de sus egresados de las distintas profesiones, no quiere decir con ello, que estos sean involucrados en cada uno de los proceso de reflexión, proyección, expectativas y cambios que son propios de la institución, cuya naturaleza por desgracia gira en torno a lo cotidiano, no solo en su infraestructura; dinámica organizacional; en la gestión desarrollada y alcanzada; sino, en sus desarrollos académicos, investigativos y de extensión que no permiten el cumplimiento diáfano de los objetivos trazados desprendidos de la Misión-Visión, que son sociales y sin lucro económico.
El que se busque con estos espacios consolidar la relación entre Universidad y Egresados desde la coyuntura, para nada es un hecho extraño en las intricadas, deterioradas y dispersas relaciones existentes en la dupla Universidad-Egresados; el que las ofertas educativas en particular los cursos de Educación Continuada y los procesos de posgraduación que ofrece la Institución se constituya como núcleo o punto de encuentro, determina el distanciamiento permanente que tenemos los egresados en los temas importantes de la Universidad, dejando en firme el vinculo mercantilista, y, en estos casos, el vinculo instrumental generado en la coyuntura.
En la actualidad el panorama para nada es alentador, si se tiene en cuenta que desde la administración de la universidad y desde el órgano máximo de gobierno que es el Consejo Superior Universitario, poco o nada se hace para subsanar las brechas, desigualdades y desequilibrios existentes que impiden una mayor participación efectiva y transparente de los egresados, en un contexto universitario cada vez más caótico: No se cuenta con estatuto del egresado nacido en el seno de la colectividad; la participación representativa de los egresados en los diferentes órganos, comités y juntas, es excluyente y reservada a las facultades, los egresados de Escuelas y los Institutos no tienen cabida; en algunos casos, es el rector quién a criterio propio y conforme a sus conveniencias señala o indica quien nos representa a los egresados en determinados espacios; nada menos ético que eso: el caso más cercano se da en la Fundación de Apoyo a la Universidad de Antioquia.
Que a los egresados como a la universidad misma se nos imponga este proceso como parte de una política universitaria, inexorablemente, nos ata a los propósitos del proceso y a las voluntades e intereses primarios de la institución o al afán de aplausos o pago de favores de los pares acreditadores, pues es un sistema donde yo te acredito y tú me acreditas; se desprende entonces la necesidad de un dispositivo higiénico que permita un cambio de inmediato en la mediación burocrática que instala el artificio del nuevo juego universitario y, que evite que no quede en entredicho el carácter de la imparcialidad de los agentes que visitan.
Ciertamente, tal como están las cosas, la presencia de los egresados en la vida universitaria queda turbia en el sentido de que somos desagregados por la disposición normativa y por las prácticas politiqueras y clientelares que se ha instaurado al interior del claustro; sin que se vislumbre en el corto plazo la dimensión genuina de la universidad en lo académico, lo investigativo y de extensión, así, como la inmensa responsabilidad social, humana, ética y política que le atañe. Hoy en el contexto de imposiciones clientelares en la que se encaminado a la universidad, se reviven las discursividades de la monetarización que sustituye los valores y fines universitarios con respecto a los objetivos misionales y visionales de la universidad, poniendo en entredicho la pertinencia del claustro universitario en el seno de la sociedad.
Vivida la experiencia de dialogo con los agentes acreditadores, se puede afirmar que no hubo tal dialogo; que el espacio fue un total desastre, gracias a la precaria convocatoria por parte de la administración universitaria; que si la intención era el sabotaje, se logró: Escasamente 7 o 8 egresados, unos 15 funcionarios universitarios y 2 o 3 foráneos en misión; que si la intención era cumplir un requisito, se puede determinar que ese logro sí se alcanzó y, finalmente, los agentes apresurados sobre la raya de los 60 minutos, fue la premisa urgente del ridículo evento. También quedó claro según los esbirros de la administración, que para la rectoría, quienes cuestionamos las actuaciones por fuera de los fines de la universidad somos los egresados malos y que los buenos son aquellos que se prestan para todas las triquiñuelas que desde el bloque 16 se imparten sin rubor.
Debo decir, que sobre la mesa queda la premisa de una universidad gobernada desde el un animismo de los médicos, por cierto una visión hoy agotada, y, no democráticamente desde los diferentes saberes como debe de ser.
Nota: este texto fue dejado como constancia ante los agentes acreditadores o pares académicos como se les suele llamar.
WILMAR MEJIA
Egresado UdeA
Si bien es cierto que La Universidad de Antioquia influye en el entorno por la ubicación de sus egresados de las distintas profesiones, no quiere decir con ello, que estos sean involucrados en cada uno de los proceso de reflexión, proyección, expectativas y cambios que son propios de la institución, cuya naturaleza por desgracia gira en torno a lo cotidiano, no solo en su infraestructura; dinámica organizacional; en la gestión desarrollada y alcanzada; sino, en sus desarrollos académicos, investigativos y de extensión que no permiten el cumplimiento diáfano de los objetivos trazados desprendidos de la Misión-Visión, que son sociales y sin lucro económico.
El que se busque con estos espacios consolidar la relación entre Universidad y Egresados desde la coyuntura, para nada es un hecho extraño en las intricadas, deterioradas y dispersas relaciones existentes en la dupla Universidad-Egresados; el que las ofertas educativas en particular los cursos de Educación Continuada y los procesos de posgraduación que ofrece la Institución se constituya como núcleo o punto de encuentro, determina el distanciamiento permanente que tenemos los egresados en los temas importantes de la Universidad, dejando en firme el vinculo mercantilista, y, en estos casos, el vinculo instrumental generado en la coyuntura.
En la actualidad el panorama para nada es alentador, si se tiene en cuenta que desde la administración de la universidad y desde el órgano máximo de gobierno que es el Consejo Superior Universitario, poco o nada se hace para subsanar las brechas, desigualdades y desequilibrios existentes que impiden una mayor participación efectiva y transparente de los egresados, en un contexto universitario cada vez más caótico: No se cuenta con estatuto del egresado nacido en el seno de la colectividad; la participación representativa de los egresados en los diferentes órganos, comités y juntas, es excluyente y reservada a las facultades, los egresados de Escuelas y los Institutos no tienen cabida; en algunos casos, es el rector quién a criterio propio y conforme a sus conveniencias señala o indica quien nos representa a los egresados en determinados espacios; nada menos ético que eso: el caso más cercano se da en la Fundación de Apoyo a la Universidad de Antioquia.
Que a los egresados como a la universidad misma se nos imponga este proceso como parte de una política universitaria, inexorablemente, nos ata a los propósitos del proceso y a las voluntades e intereses primarios de la institución o al afán de aplausos o pago de favores de los pares acreditadores, pues es un sistema donde yo te acredito y tú me acreditas; se desprende entonces la necesidad de un dispositivo higiénico que permita un cambio de inmediato en la mediación burocrática que instala el artificio del nuevo juego universitario y, que evite que no quede en entredicho el carácter de la imparcialidad de los agentes que visitan.
Ciertamente, tal como están las cosas, la presencia de los egresados en la vida universitaria queda turbia en el sentido de que somos desagregados por la disposición normativa y por las prácticas politiqueras y clientelares que se ha instaurado al interior del claustro; sin que se vislumbre en el corto plazo la dimensión genuina de la universidad en lo académico, lo investigativo y de extensión, así, como la inmensa responsabilidad social, humana, ética y política que le atañe. Hoy en el contexto de imposiciones clientelares en la que se encaminado a la universidad, se reviven las discursividades de la monetarización que sustituye los valores y fines universitarios con respecto a los objetivos misionales y visionales de la universidad, poniendo en entredicho la pertinencia del claustro universitario en el seno de la sociedad.
Vivida la experiencia de dialogo con los agentes acreditadores, se puede afirmar que no hubo tal dialogo; que el espacio fue un total desastre, gracias a la precaria convocatoria por parte de la administración universitaria; que si la intención era el sabotaje, se logró: Escasamente 7 o 8 egresados, unos 15 funcionarios universitarios y 2 o 3 foráneos en misión; que si la intención era cumplir un requisito, se puede determinar que ese logro sí se alcanzó y, finalmente, los agentes apresurados sobre la raya de los 60 minutos, fue la premisa urgente del ridículo evento. También quedó claro según los esbirros de la administración, que para la rectoría, quienes cuestionamos las actuaciones por fuera de los fines de la universidad somos los egresados malos y que los buenos son aquellos que se prestan para todas las triquiñuelas que desde el bloque 16 se imparten sin rubor.
Debo decir, que sobre la mesa queda la premisa de una universidad gobernada desde el un animismo de los médicos, por cierto una visión hoy agotada, y, no democráticamente desde los diferentes saberes como debe de ser.
Nota: este texto fue dejado como constancia ante los agentes acreditadores o pares académicos como se les suele llamar.
WILMAR MEJIA
Egresado UdeA
miércoles, 25 de abril de 2012
El matoneo no solo es entre escolares: A propósito de la Institución Educativa Los Gómez de Itagüí.
La desigualdad social que caracteriza al municipio de Itagüí se refleja en que cerca del 48% de su población pertenece al estrato 2 y 1 y que esta se encuentra localizada en las veredas, salvo quienes residen en el barrio La Cruz y otras minorías que hacen parte de la zona urbana del municipio. Sin embargo, entre pobres rurales y pobres de la urbe, persisten profundas diferencias, principalmente en el acceso a servicios educativos, culturales, recreativos, de ocio y de movilidad; como también, profundas estigmatizaciones como consecuencia de los ciclos de violencia que se viven en esas zonas.
Hoy un trágico hecho enluta a un sector veredal del municipio de Itagüí, a una de sus instituciones y a todos sus habitantes. Sobre la vereda Los Gómez y su Institución Educativa que lleva el mismo nombre, la prensa posó a través de los lentes sus ojos y con ellos, los ojos del resto del país; la razón: el acoso escolar o matoneo entre estudiantes que pudo haber cobrado la vida de Jhon Alexander Larrahondo de tan solo 12 años. Muerte que es objeto de investigación.
Que el fatídico suceso haya sido el detonante para que la prensa, la institucionalidad y la comunidad se cuestionaran circunstancialmente es un hecho también lamentable; o que se pretenda encubrir las realidades familiares, sociales, políticas y económicas que rodean el entorno de esos niños y jóvenes es un profundo y mezquino error; o que se aspire inculpar inusitadamente a las directivas y docentes de la institución es una respuesta acalorada, infundada, sórdida e injusta.
Si bien es reprochable desde cualquier punto de vista el acoso escolar o matoneo entre compañeros de estudio, es claro, que esta modalidad de acoso escolar es un asunto que en manos de los profesionales indicados puede ser controlable. No obstante, el acoso escolar no es la única variable que rodea la muerte de Jhon Alexander, de acuerdo a las versiones obtenidas, luego de los sucesos escolares, se desencadenaron una serie de hechos que pudieron trazar el camino de muerte de este joven; una de ellas, la aparente negligencia médica en el Hospital del Sur, la cual también es objeto de investigación.
No se le cuenta a la sociedad a través de los medios de comunicación que esta humilde institución hasta hace tres años, se encontraba sumida en la deficiencia académica, con la tacha de Muy Inferior y que con la llegada de la docente-rectora Liliana Torres Castaño hoy está en la Media de calidad según escalafón ICFES; eso no importa, al fin y al cabo son procesos en el marco de la eficiencia y la eficacia organizacional; a nadie se le cuenta que los niños y jóvenes de esa institución semi-rural, hijos de la pobreza, son de buenos modales; que no son vándalos; que no se prostituyen; que en ellos las drogas no son parte del ejercicio escolar; que como niños y jóvenes el juego brusco y desmedido es una constante, ni siquiera una condición de género.
El matoneo entre los escolares implicados es objeto de noticia, pero nada se comenta porque no hay interés en hacerlo, acerca de la historia reciente de la Institución Educativa, de sus procesos académicos y administrativos, del déficit de oportunidades de recreación, cultura, deportes o de continuidad en el ciclo de formación técnica, tecnológica o profesional, para los niños y jóvenes que residen en las veredas; nada se dice, de cómo las Instituciones educativas del Corregimiento el Manzanillo son víctimas del matoneo institucional, implantada como política pública por los alcaldes y secretarios de educación en turno, en los últimos 12 años. De eso nada se dice, siendo otra forma de violencia y de agresión, de discriminación y de exclusión.
Nadie se pregunta porque en medio de los procesos de enseñanza aprendizaje el desproporcionado cambio de docentes y de personal administrativo, sin que importen las implicaciones negativas que esto acarrea en los procesos sociales, académicos y administrativos; la cohesión que se construye entre los estamentos educativos sin rubor y criterio alguno de tajo es arrojada a la basura, con la llegada he ida de unos y otros, solo se generan efímeros encuentros, ejemplo de ello, es que solo en este año, en esta institución educativa se han suscitado 7 cambios docentes, 6 de ellos por asuntos políticos, el otro una jubilación y 4 cambios administrativos por la misma razón; esta vulgar práctica adoptada como castigo laboral y político, no solo lo es con el docente, también lo es con la institución y estamentos que la conforman, estigmatiza y excluye, contrariando la constitución y la ley.
Finalmente olvida la administración municipal que su compromiso con la escuela debe de ser ético y de total transparencia; que le corresponde procurar el desarrollo académico, cultural, político y social de sus alumnos, en el marco de su responsabilidad social en completa equidad y justicia; que le compete en procura de desarrollar en los alumnos actitudes y conductas orientadas hacia el bien común, la búsqueda de crear instrumentos, dar espacios y generar actividades para que los alumnos puedan desarrollarlas. La administración municipal debe entender que elude ese compromiso de responder a dicho encargo, estigmatizando y excluyendo la escuela en contextos vulnerables, generando permanencia e insensibilidad a la problemática social, con la práctica del matoneo institucional implantada como política pública con los docentes, personal administrativo, comunidad e instituciones.
Wilmar Mejía
Ciudadano Libre Pensador
Hoy un trágico hecho enluta a un sector veredal del municipio de Itagüí, a una de sus instituciones y a todos sus habitantes. Sobre la vereda Los Gómez y su Institución Educativa que lleva el mismo nombre, la prensa posó a través de los lentes sus ojos y con ellos, los ojos del resto del país; la razón: el acoso escolar o matoneo entre estudiantes que pudo haber cobrado la vida de Jhon Alexander Larrahondo de tan solo 12 años. Muerte que es objeto de investigación.
Que el fatídico suceso haya sido el detonante para que la prensa, la institucionalidad y la comunidad se cuestionaran circunstancialmente es un hecho también lamentable; o que se pretenda encubrir las realidades familiares, sociales, políticas y económicas que rodean el entorno de esos niños y jóvenes es un profundo y mezquino error; o que se aspire inculpar inusitadamente a las directivas y docentes de la institución es una respuesta acalorada, infundada, sórdida e injusta.
Si bien es reprochable desde cualquier punto de vista el acoso escolar o matoneo entre compañeros de estudio, es claro, que esta modalidad de acoso escolar es un asunto que en manos de los profesionales indicados puede ser controlable. No obstante, el acoso escolar no es la única variable que rodea la muerte de Jhon Alexander, de acuerdo a las versiones obtenidas, luego de los sucesos escolares, se desencadenaron una serie de hechos que pudieron trazar el camino de muerte de este joven; una de ellas, la aparente negligencia médica en el Hospital del Sur, la cual también es objeto de investigación.
No se le cuenta a la sociedad a través de los medios de comunicación que esta humilde institución hasta hace tres años, se encontraba sumida en la deficiencia académica, con la tacha de Muy Inferior y que con la llegada de la docente-rectora Liliana Torres Castaño hoy está en la Media de calidad según escalafón ICFES; eso no importa, al fin y al cabo son procesos en el marco de la eficiencia y la eficacia organizacional; a nadie se le cuenta que los niños y jóvenes de esa institución semi-rural, hijos de la pobreza, son de buenos modales; que no son vándalos; que no se prostituyen; que en ellos las drogas no son parte del ejercicio escolar; que como niños y jóvenes el juego brusco y desmedido es una constante, ni siquiera una condición de género.
El matoneo entre los escolares implicados es objeto de noticia, pero nada se comenta porque no hay interés en hacerlo, acerca de la historia reciente de la Institución Educativa, de sus procesos académicos y administrativos, del déficit de oportunidades de recreación, cultura, deportes o de continuidad en el ciclo de formación técnica, tecnológica o profesional, para los niños y jóvenes que residen en las veredas; nada se dice, de cómo las Instituciones educativas del Corregimiento el Manzanillo son víctimas del matoneo institucional, implantada como política pública por los alcaldes y secretarios de educación en turno, en los últimos 12 años. De eso nada se dice, siendo otra forma de violencia y de agresión, de discriminación y de exclusión.
Nadie se pregunta porque en medio de los procesos de enseñanza aprendizaje el desproporcionado cambio de docentes y de personal administrativo, sin que importen las implicaciones negativas que esto acarrea en los procesos sociales, académicos y administrativos; la cohesión que se construye entre los estamentos educativos sin rubor y criterio alguno de tajo es arrojada a la basura, con la llegada he ida de unos y otros, solo se generan efímeros encuentros, ejemplo de ello, es que solo en este año, en esta institución educativa se han suscitado 7 cambios docentes, 6 de ellos por asuntos políticos, el otro una jubilación y 4 cambios administrativos por la misma razón; esta vulgar práctica adoptada como castigo laboral y político, no solo lo es con el docente, también lo es con la institución y estamentos que la conforman, estigmatiza y excluye, contrariando la constitución y la ley.
Finalmente olvida la administración municipal que su compromiso con la escuela debe de ser ético y de total transparencia; que le corresponde procurar el desarrollo académico, cultural, político y social de sus alumnos, en el marco de su responsabilidad social en completa equidad y justicia; que le compete en procura de desarrollar en los alumnos actitudes y conductas orientadas hacia el bien común, la búsqueda de crear instrumentos, dar espacios y generar actividades para que los alumnos puedan desarrollarlas. La administración municipal debe entender que elude ese compromiso de responder a dicho encargo, estigmatizando y excluyendo la escuela en contextos vulnerables, generando permanencia e insensibilidad a la problemática social, con la práctica del matoneo institucional implantada como política pública con los docentes, personal administrativo, comunidad e instituciones.
Wilmar Mejía
Ciudadano Libre Pensador
lunes, 20 de febrero de 2012
A propósito de la Hidroeléctrica del Quimbo: Conmovedor discurso del Arzobispo Jaime Tovar.
Emotivas palabras de reflexión, de una persona que seguramente ha trasegado por la vida acumulando los horrores padecidos por nuestra sociedad y, ha actuado en favor de las causas sociales en el ejercicio de su misión. Hoy, recoge la desproporción del Estado que actúa en contra de niños, mujeres y ancianos, ellos, humildes campesinos y pescadores, de una zona conocida como el Quimbo en el departamento del Huila al sur del país.
Inicia diciendo el Arzobispo Jaime Tovar, haciendo relación a los sucesos acaecidos en medio de una protesta ciudadana, que defiende con ahínco sus intereses:
“Un atropello brutal con nuestros campesinos y nuestros pescadores, nos han sacado a la gente a empujones, con gases; hiriendo a una persona gravemente en el ojo, que va a perder, a otro, herido en la pierna; a los niños, a las mujeres, sin tener ninguna consideración con ellos.
Uno se asombra que un país que se dice democrático y de leyes sucedan éstas cosas.
Estamos exigiendo al gobierno que una transnacional no desvíe nuestro rio magdalena, acabando con la pesca, con los peces, con todo; y nos hagan un lago más grande que el que hicieron en Betania y Yaguará –yo soy yagüareño- y yo sé, lo que pasó con la represa de Betania, acabó con nuestra región. Yagüará quedó un puertico al otro lado del lago, cuando era un pueblo rico en ganadería, arroz y cultivos. ¿Y el pueblo qué ganó? Con ese lago, llenó los bolsillos la empresa que la construyó y le da buenas regalías al gobierno y, al pueblo qué se le dio? Absolutamente nada.
Llevo y llamo es al pueblo, a que no sea indolente; yo llevo meses diciéndole a la gente que tenemos que defender nuestra tierra, nuestro rio; y en estos días ha estado la gente pendiente, NO, unos campesinos y pescadores a quienes han sacado a empujones, por no decir, que a patadas. A esos (indolentes) es a quienes le llamo la atención, al pueblo a nuestro pueblo huilense; hoy debiéramos habernos levantado como un solo hombre para impedir que el ejercito nuestro y nuestra policía, hiciera lo que hizo; cometieron un atropello con nuestra gente pobre, abusando, abusando que ellos no tenían más armas que la pobreza”.
Les recomiendo ver el audiovisual: http://www.youtube.com/watch?v=BFv4HG8ALeA
Palabras extraídas del Audiovisual de Bladimir Sánchez Espitia:
Mesa de Derechos Humanos
ASOQUIMBO
Inicia diciendo el Arzobispo Jaime Tovar, haciendo relación a los sucesos acaecidos en medio de una protesta ciudadana, que defiende con ahínco sus intereses:
“Un atropello brutal con nuestros campesinos y nuestros pescadores, nos han sacado a la gente a empujones, con gases; hiriendo a una persona gravemente en el ojo, que va a perder, a otro, herido en la pierna; a los niños, a las mujeres, sin tener ninguna consideración con ellos.
Uno se asombra que un país que se dice democrático y de leyes sucedan éstas cosas.
Estamos exigiendo al gobierno que una transnacional no desvíe nuestro rio magdalena, acabando con la pesca, con los peces, con todo; y nos hagan un lago más grande que el que hicieron en Betania y Yaguará –yo soy yagüareño- y yo sé, lo que pasó con la represa de Betania, acabó con nuestra región. Yagüará quedó un puertico al otro lado del lago, cuando era un pueblo rico en ganadería, arroz y cultivos. ¿Y el pueblo qué ganó? Con ese lago, llenó los bolsillos la empresa que la construyó y le da buenas regalías al gobierno y, al pueblo qué se le dio? Absolutamente nada.
Llevo y llamo es al pueblo, a que no sea indolente; yo llevo meses diciéndole a la gente que tenemos que defender nuestra tierra, nuestro rio; y en estos días ha estado la gente pendiente, NO, unos campesinos y pescadores a quienes han sacado a empujones, por no decir, que a patadas. A esos (indolentes) es a quienes le llamo la atención, al pueblo a nuestro pueblo huilense; hoy debiéramos habernos levantado como un solo hombre para impedir que el ejercito nuestro y nuestra policía, hiciera lo que hizo; cometieron un atropello con nuestra gente pobre, abusando, abusando que ellos no tenían más armas que la pobreza”.
Les recomiendo ver el audiovisual: http://www.youtube.com/watch?v=BFv4HG8ALeA
Palabras extraídas del Audiovisual de Bladimir Sánchez Espitia:
Mesa de Derechos Humanos
ASOQUIMBO
viernes, 30 de diciembre de 2011
Marginalidad, un Camino de Espinas: Más de lo Mismo
Los barrios marginados se constituyen como escenarios propicios para el reclutamiento de jóvenes con fines ilícitos, así ha sido y continuará siendo, hasta tanto no se tomen medidas de fondo que contrarresten este fenómeno, contrarias al asistencialismo de choque que no deja resultados positivos de largo aliento o que es utilizado para clientelizar electoralmente la necesidad del marginado.
El déficit de propuestas gubernamentales enfocadas a contrarrestar el reclutamiento con fines criminales, está conllevando a un menoscabo mayor del tejido social en estas comunidades, representando en el acrecentamiento de las actividades ilícitas como los son el homicidio, la extorsión, el tráfico de estupefacientes, el hurto, etc.; también, en la ruptura de las micro-estructuras sociales e institucionales como lo son la familia y la escuela; en la perdida de gobernabilidad de las instituciones del estado, como en el gobierno mismo, en cada uno sus ámbitos, primariamente el local: Bajo control del territorio pese a la alta presencia de la fuerza pública y disminuido interés en las convocatorias institucionales.
La cotidianidad de un joven en una zona marginal transcurre en su residencia, cantina o salón de juegos, un parque o la placa deportiva y finalmente la esquina; en estos sitios, el joven mata la mayor parte de su tiempo, tirado a su suerte, las cartas y las apuestas están liquidadas sobre la mesa del juego social y, en entre las apuestas, un destino funesto. En este juego, el criminal hace uso de sus ardides, entre ellas, la seducción: Atuendos estrafalarios, armas de fuego y motos de alto cilindraje; la farra y en medio de ella, la dosis de perica (coca) y marihuana, y, por supuesto la iniciación en las drogas que constituye el primer paso para el enrolamiento y con éste el sometimiento servil al cumplimiento y ejecutorias de los objetivos de la organización social de la cual hará parte: la banda o el combo, ya sea, distribuyendo drogas, micro extorsionando, sicariando o como observadores del territorio.
La desintegración del tejido familiar y comunitario son evidentes, el joven escupido a su suerte no encuentra caminos distintos al ya ofertado, el calor del grupo al cual pertenecerá suplirá las necesidades primarias de existencia, afecto, reconocimiento y poder; en este escenario, la vida misma ya nada parece importar, ponerla en riesgo hace parte del éxtasis resultantes de la adrenalina cotidiana al momento del ilícito y con ella, otras recompensas: Más drogas, dinero y por supuesto mujeres, las cuales terminan degradas a instrumentos de goce o disfrute corporal y, a temprana edad en procreadoras de vida no deseada; empero, salvo rara excepciones, ellas, son las de armas tomar; quién dijo miedo, ellas también pueden y se esmeran por demostrarlo.
En medio de todo este caos social, estos jóvenes son desconocedores de lo que sucede verdaderamente, no alcanzan a imaginarse que son abaratados instrumentos o herramientas de guerra, al tanto, que otros se enriquecen ostensiblemente, y otros más, se benefician política y empresarialmente del deterioro social causado; la mísera dosis personal permanente y fiada, sumada a los bajos honorarios recibidos, como recompensa a la actividad criminal, es suficiente para evitar abrir los ojos y hacerse a un lado, pues, no hay vuelta atrás; no significa que no hayan sueños en esas inmaduras, alocadas y drogadas mentes, la mayoría sueña con un rancho propio y porque no, también digno y por supuesto equipado para sus cuchas, una nave (carro o moto) y porque no, una finquita de descanso con animales, obviamente, son sólo sueños que se esfuman con la siguiente farra con licor adulterado en la mayoría de los casos y la traba apunta de maracachafa y perica.
En consecuencia, el criminal generación tras generación sigue utilizando sus ardides de seducción con grandes réditos, al tanto, que el estado es incapaz de seducir a las generaciones futuras en el camino de la prosperidad y desarrollo social equitativo: Educación Estatal de Calidad en cada uno de sus niveles gratuita y de bajo costo, cobertura y atención oportuna en salud, adecuación de escenarios o ampliación de la oferta lúdica, cultural y deportiva con fines recreativos, emprendimientos empresariales que garanticen el sustento básico familiar o con ofertas estratégicas de empleo. En fin, lo anterior ya está estudiado y sobre diagnosticado, en todo caso, lo que se requiere es un estado creativo y recreativo que haga sentir su presencia.
domingo, 11 de diciembre de 2011
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Legalizar las Drogas o Controlarlas como Política Pública: Una Discusión Social y Abierta.
Mucho se especula sobre el tema de las drogas, sobre la relevancia si se legalizan o no en su totalidad, o por lo menos, un considerable número de ellas: Las conocidas como suaves o blandas; al respecto, se aduce la dramática guerra frontal que ha traído consigo de manera inevitable impactos negativos sobre los derechos humanos, pues la guerra contra el narcotráfico ha generado y genera su propio historial de violencia política y de violencia criminal, como resultado de una combinación de estrategias, por un lado del estado con el ánimo de ponerle fin al negocio del narcotráfico y por el otro, las propias de las estructuras narcocriminales encaminadas a expandir el negocio buscando que éste sea más lucrativo.
Hoy la realidad es un poco distinta, la sangrienta confrontación de los carteles de la droga en los 80 y 90, como consecuencia de los golpes atestados por las fuerzas de seguridad del estado, condujo a nuevas modalidades de organización, las cuales son controladas o gozan del asocio de los grupos paramilitares y de la permisibilidad de agentes y agencias del estado y, en otro porcentaje no menos significativo por los grupos insurgentes, trayendo consigo a que estas sangrientas guerras por el control de la distribución de narcóticos se trasladará a las calles, en asocio con otras modalidades delictivas: La extorsión, el desplazamiento inter o intraurbano y la implementación de las denominadas fronteras invisibles.
En la actualidad se quiere abrir el debate en torno a la legalización de las drogas, como fórmula que resuelva el problema, algo que se reclama insistentemente desde décadas atrás, pese a que legalizar no es el camino acertado por las implicaciones que acarrea, en todo caso, la propuesta es importantísima para abrir el debate. Sin embargo, en el desarrollo de lo que debe ser una amplia discusión, la fórmula resultante tendría que estar desligada de la opción militar y establecerse como una política pública encaminada a reducir el consumo y la adicción a los narcóticos, acompañada de políticas de control de cultivos, producción de narcóticos y comercialización de los mismos, generando un supuesto diferente, pues en sentido estricto, no se estarían legalizando las drogas, se estaría implementando una política de control en cada unos de los diferentes niveles de la cadena de producción y comercialización en manos del estado que podría estar acabando con el narcotráfico y, por ende, contribuyendo con el problema de la adicción, pues las drogas duras y blandas serían controladas. Al determinar la adicción como un problema de salud pública, ésta debería ser atendida como una enfermedad y como tal, sujeta a protocolos de tratamiento, asunto que dejo en manos de los expertos; garantizando de alguna manera las existencias necesarias para los consumidores que no toman aún la decisión muy personal de tratarse (libre desarrollo de la Personalidad); en este sentido, al ser una política pública (no de negocio) controlada por el estado, no sólo el colombiano, sino la sumatoria de los países productores, el lucro económico resultante de la ilegalidad caería vertiginosamente, trayendo consigo consecuencias positivas para la región y el mundo.
En primer lugar los países productores serían los encargados de proveer a los países consumidores la demanda nacional de sus consumidores, para que se logre el efecto de evitar la adicción; en segundo lugar, se contrarrestarían los efectos lesivos sobre el medio ambiente, se evitaría con esto la tala indiscriminada de bosques y la fumigación de cultivos, toda vez, que la producción estaría ligada al consumo real de los países y bajo el control de los estados productores; en tercer lugar, los indicadores de homicidio derivados de esta actividad ilícita por el control de las plazas de micro-distribución, se caerían paulatinamente y con ellos muy posiblemente las fronteras invisibles al interior de las ciudades, el objeto de disputa sale del escenario de guerra y, además, se acabaría con la estrategia implementada por los distribuidores locales, la cual consiste en iniciar a temprana edad en las instituciones educativas, barrios o localidades a nuestros niños, un logro mayor; en cuarto lugar, reducción de manera gradual de los recursos económicos a las organizaciones ilegales; en quinto lugar, fortalecimiento de la democracia, pues desaparecería la cofinanciación de campañas políticas con dineros del narcotráfico y de tajo acabando fulminantemente ese reino de moral múltiple determinada por actitudes de tolerancia-usufructo, especie de narcocultura tan lesiva a la institucionalidad (búsquese: Campaña presidencial Ernesto Samper P., Parapolítica...) y, finalmente, se generaría una política de empleo legal en toda la cadena de producción.
No obstante, a la par de implementar cualquier fórmula en torno a la drogas por parte de los estados productores, debe traer consigo propuestas de inclusión como un precepto ético-político, puesto que en el ámbito de esta empresa criminal existe un significativo número de personas que dependen de los capitales resultantes de dicho negocio, muchas de ellas, campesinos; por tanto, deben implementarse proyectos encaminados a resolver los problemas de riqueza y bienestar (sustento integral de la vida) en el marco de la participación, de la justicia y de la justa distribución, éstos con el ánimo de romper la relación pobreza-violencia, evitando así, a que nuevos factores negativos se constituyan como detonante de actividades criminales en sus distintas modalidades, intensidades y operacionalidad. Proyectos que deben ser recogidos y cofinanciados en parte por los países consumidores como compensación social. En todo caso, el tema en discusión no debe darse en el contexto de la legalización, pues la legalización de las drogas mantendría la cultura narco e iría en contravía de cualquier política pública enfocada a proteger la salud de los ciudadanos; las drogas duras o blandas (que no lo son) son sustancias que deben permanecer prohibidas, evitando así, que exista disponibilidad en el mercado, tal discusión debe librarse en el terreno del control o monopolio del estado como política pública, por los posibles beneficios que se puedan obtener.
A modo concluyente, las razones arriba expuestas corresponden a la lógica personal en el ámbito de experiencias académicas o de campo en el contexto nacional y, aunque parecen distantes con la lógica y experiencias internacionales, es necesario y por tanto inevitable abrir el debate global en aras de alcanzar una concertación multilateral mediante la cual, controlando el factor narcocriminal, se reduzcan los impactos negativos directos e indirectos que recaen sobre la sociedad global.
Wilmarmejia
Ciudadano Libre Pensante.
Ubicación:
Medellín, Antióquia, Colombia
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